Gonzalo Rojas - Su obra |
::Cervantesvirtual.com >> Portales >> Gonzalo Rojas >> Su obra - Catálogo
RÍO TURBIO
1) LA CERRAZÓN Amé a una muchacha de vidrio transparente y bestial este verano, adoré su nariz, su largo pelo negro hizo estragos en mi concupiscencia, era, ¿cómo decirlo? olfato y piel, toda ella era olfato y piel, la envolvía una especie de aura histérica en cuanto era por lo menos dos, la que sollozaba y la que hablaba sola con los ángeles, el juego a todas luces era perturbador, llegaba de la calle con esa hermosura indiscutible de las de 30 que casi lo han vivido todo, del parto al frenesí, se echaba desnuda ahí en esa cama las ventanas abiertas al mar, lo que más le gustaba era el mar. El caso concreto era la impiedad de su corazón, decía que el Mundo le importaba una flauta, y de veras le importaba escasamente una flauta, el epicentro de su rotación y su traslación era el fornicio, un fornicio más bien mental. Me decía por ejemplo: -Ahora voy a volar, y volaba del catre al techo unos diez metros o algo así como quien nada en el aire de espaldas, estilo mariposa. Para decirlo de una vez me consta que volaba pero sin salir de ella, es decir, saliendo y no saliendo, todo se hizo difícil, amaba a otro y yo andaba en la edad de los patriarcas intacta sin embargo la erección aunque lisa y llanamente amaba a otro, por lo menos decía que amaba a otro en el sur. D'accord, el perdedor es el abismo. Cada uno ama a su venenosa como puede, yo amé a mi venenosa, imposible sacarla de mi seso hasta no sé cuando, viéndola de lejos hoy viernes pienso en sus pies hasta dónde llegarán, la línea de su vida es corta y eso está escrito en el I Ching. Por último no es que la cerrazón haya entrado en mí, yo entré en la cerrazón. De los acorralados es el Reino. 2) MARTES TRECE A ver qué me gusta de ti? La risa riente de tu boca y -una vez desnuda- los sobacos fuera claro de la nariz cuyos cartílagos datan del Renacimiento, ah y el pelo, ese negro tuyo pelo que es mi adoración, que te tapa de norte a sur la espalda y el fulgor de la morenía, mi perversión y mi adoración. Ahí van las cosas entre los dos: imposibles. Hoy cumples 36, se te ve flaca pero yo no más conozco por dentro la embarcación, yo y otros. Pero no hablemos de los náufragos. Nada entonces de sobrevida. No hay sobrevida, para qué sirve la sobrevida. Lo terminal es lo único que está en juego: la mariposa es terminal, Picasso es terminal, Picasso que inventó la mariposa cuando entró en Jacqueline encima de los setenta, eso es terminal y cosa de meses desde el portento amniótico. ¡Picasso y su baile! Si es que le dura, si es que le dura más que la pintura. Dices que te vas. Bueno, te vas, hoy mismo en ese avión al sur te vas tan ligera como viniste. Olvida este verano. Total fuiste parte de mi resurrección. Por último no quedé tieso ahí en ese matadero del quirófano. Todo fue tan flexible. Usted fue feliz. Yo fui feliz. El adiós sangriento fue feliz. 3) FASCINACION No con semen de eyacular sino con semen de escribir le digo a la paloma: -ábrete, paloma, y se abre; -recíbeme, y me recibe, erecto y pertinaz, ahí mismo volamos inacabables hasta más allá del Génesis setenta veces siete, y así vaciado el sentido: -«Vuestra soy gime con gemido en su éxtasis, para vos nací, ¿que mandáis hacer de mí?». Ciego de su olor, beso entonces un aroma que no olí en mujer: -«Guárdame -irrumpo arterial- esta leche de dragón hasta la Resurrección en la tersura de tu figura de piel, clítoris y más clítoris en el frenesí de la Especie. No haya mortaja entre nosotros». A lo que la posesa: -«Ay, cuerpo, quien fuera eternamente cuerpo, tacto de ti, liturgia y lascivia de ti y el beso corriera como huracán y yo fuera el beso de mujer para aullarte loba de mí, Río Turbio abajo hasta la Antártica, loca como soy, zumbido del príncipe». De histeria y polvo, amor, fuimos hechos, uno lee ocioso en maya, en sánscrito las estrellas; ¡uno! ¿de qué escribe uno? -«Dínoslo de una vez Teresa de Avila, Virginia Woolf, Emily mía Brónte de un páramo a otro, Frida mutilada que andas volando por ahí, ¿de qué escribe uno?» Chillán de Chile, a trece de febrero, 1996. |
|
El autor | Su obra | Estudios e investigación | Fonoteca | Imágenes | Enlaces de interés
Página mantenida por el Taller Digital de la Universidad de Alicante | Marco legal |