Biobibliografía
Mariano
Latorre Court nació el 4 de enero de 1886, en Cobquecura,
región bañada por el río Maule. Su padre
fue don Mariano de la Torre Sandelis, vasco de Placencia,
y su madre, doña Fernandina Court Biezac, de ascendencia
francesa.
Las
primeras letras las estudia en su pueblo natal y en Constitución,
por esa época el pequeño Mariano parte de excursión
por los alrededores con sus amigos de la escuela, en algunas
ocasiones se interna campo adentro pues le agradan la soledad
y el silencio. De estos paisajes el que más atrae su
atención es el mar, o la lucha entre río y mar.
Esta atracción probablemente se deba a su ascendencia:
su abuelo, de origen francés, es constructor de embarcaciones,
pero también influye en esta inclinación el
medio portuario de Constitución.
En 1896, a los diez años, su padre, por asuntos de
negocio, se traslada con la familia a Valparaíso, puerto
en el que continúa estudiando sus preparatorias y realizando
sus excursiones por cerros y malecones; permanece aquí
sólo algunos meses pues en 1897 nuevamente por razones
de negocios, su padre, por asuntos de negocio, se traslada
con la familia a Valparaíso. El paisaje ha cambiado
de manera radical, ahora vive en calle San Pablo frente al
Mercado Central, el ajetreo de la ciudad no le agrada, pero
no permanecerá mucho tiempo porque la familia se trasladará
a Parral, lugar en que el padre se hará cargo de un
puesto público. Ingresa al Liceo de la ciudad donde
cursa sus humanidades, en este período comienza a leer
novelas de los más variados temas y retoma sus vagabundeos
por la montaña y las orillas del río, asiste
a trillas y fiestas populares: carreras a la chilena, topeaduras,
las enramadas de Fiestas Patrias, etc. Por esta época
conoce a Fernando Santiván de quien se hace amigo y
junto a sus hermanos recorren los lugares, Fernando parte
a Santiago para continuar sus estudios y Mariano hace lo propio
en el Liceo de Talca. En esta época comienza a escribir
“La hija del Mar”, ensayo de una novela que no
se concreta, pero que, sin embargo, da cuenta de su vocación
literaria y su anhelo de ser escritor.
La
revista “Luz y Sombra”, en 1901, recibe sus primeros
originales y el redactor le señala: “Intente
Ud. copiar la naturaleza, agradezca el consejo y si tiene
talento ya verá Ud. Qué cambio”. En 1905,
se recibe de Bachiller; por indicación de su padre
estudia Derecho, carrera que cursa hasta tercer año
para matricularse por su propio gusto en el Instituto Pedagógico
donde asiste a clases de latín, lingüística
y literatura española, continua con sus lecturas: Zola,
Daudet, Dostoiewski, Gorki, Dickens, Maupassant, Pereda, etc.
Mantiene amistad con escritores como Samuel y Baldomero Lillo,
Carlos Mondaca, Rafael Maluenda, Augusto Thomsom, Mario Luis
Rocuant, Fernando Santiván, entre otros.
La muerte de su padre en 1906 le obliga a procurarse los
medios para seguir estudiando y por ello, ingresa como inspector
al Instituto Nacional; en 1907 aparecen sus primeras colaboraciones
en la revista “Zig-Zag”, “Paisaje chileno”
y “Al comenzar el otoño”, dan comienzo
a su carrera como escritor.
En 1908, se le nombra profesor de Castellano en el Liceo
de Santiago ( hoy, Valentín Letelier), continúa
colaborando con la revista “Zig-Zag” , “Pro-Cultura”
y “Revista Andina”. En 1912 forma parte de la
redacción de la revista “Musa Joven”, ese
mismo año presenta una colección de narraciones
titulada Cuentos del Maule en el concurso literario organizado
por el Consejo Superior de Bellas Artes, Letras y Música,
obteniendo el Primer Premio. Los publica en la revista “Pluma
y Pincel”, que dirige Fernando Santiván con el
subtítulo “Tipos y paisajes chilenos”,
recibiendo críticas elogiosas aunque no exentas de
censura. En este mismo año es nombrado Oficial de Número
de la Sección Informaciones y Conferencias de la Biblioteca
Nacional, cargo que le proporciona un ambiente propicio para
la lectura y la creación, por esta época colabora
además en varias revistas: Zig-Zag, Pacífico
Magazine, Selecta, Musa joven, etc.
En 1913 “El Diario Ilustrado” durante varias
semanas mantiene una “Encuesta Literaria”, donde
los escritores opinan sobre la siguiente interrogante; ¿Debe
nuestra literatura perseguir un fin de chilenidad? A lo que
responde Latorre: “Creo firmemente que la chilenidad
en un escritor nacional es claro indicio de vigor mental.
En verdad, es una fuerza intelectual muy grande conservar
el alma sana y clara las pupilas ante el paisaje criollo”.
En 1914 la revista chillaneja “Primerose” publica
el cuento “Una ruptura”.
Mariano
Latorre se casó en la Parroquia de San Javier el 31
de enero de 1915 con Virginia Blanco Balzada, profesora, la
pareja se habría conocido en la casa de Juntas Viejas
que tenía el matrimonio formado por la poetisa Clementina
de la Vega y Augusto Ibáñez; en el matrimonio
religioso actuaron como testigos del novio Roberto Alywin
y Bernardo Quijano, el cura que tuvo a cargo las bendiciones
fue el Presbítero Abel Leiva.
En 1915 se presenta al Certamen Swinglehurts organizado por
“El Mercurio” de Valparaíso y obtiene el
Primer Premio con el cuento “Risquera vana”. Entre
1915 y 1917 se dedica a excursionar por la cordillera, descubre
la belleza, poesía y hostilidad del paisaje así
como la riqueza de historias, leyendas, giros que le transmiten
los arrieros, fruto de estas vivencias será Cuna de
cóndores, en 1918, libro que es aplaudido unánimemente
por la crítica.
El
autor estrena una comedia La sombra del caserón, en
1920, obra en que contrasta dos sistemas educativos que corresponden
a dos épocas de la historia de la enseñanza
chilena; la editorial de la Novela Semanal publica su novela
corta El romance de un reloj Cucú, esta publicación
un tanto satírica le significa la salida de la Escuela
Militar, donde ejerce como profesor de castellano. Por este
año aparece Zurzulita, considerada por la crítica
no sólo como una de las mejores novelas del autor sino
de los escritores de su generación. En 1922 obtiene
el Primer Premio del Concurso Literario de El Mercurio con
su novela Ully, editorial Nascimento la publicará agregando
cinco cuentos.
Durante los años 1924 a1928 se hace cargo de la sección
Los Libros de la revista Zig-Zag, aquí semana a semana
comenta las obras de reciente aparición. También
ejercerá la crítica entre los años 1926
a 1929 en la revista “La Información”.
En 1925 la editorial Nascimento publica Sus mejores cuentos.
En 1926 participa en el Concurso Literario organizado por
los Juegos Florales de Talca, Latorre obtiene el Primer Premio
con la novela corta Cárcamo que más tarde se
conservará con el nombre de El piloto Oyarzo.
El escritor es considerado por todos un hombre elegante que
conservó durante toda su vida, sus disciplinados hábitos
de trabajo literario y su encierro en el escritorio, pasadas
las cinco de la tarde. Se dice que escribía a lápiz
en cuadernos escolares y calculaba tres páginas manuscritas
por una impresa.
Latorre manifiesta una clara predilección por el mar
y apenas terminadas las labores del año, utiliza sus
vacaciones para explorar nuevos rincones de nuestro territorio,
visita las extensas y desoladas costas del Sur conviviendo
con pescadores, capitanes, pilotos, hombres de mar quienes
a través de la conversación le entregan historias
de héroes anónimos que Latorre atesora y que
informará más tarde en sus cuentos, como Chilenos
del mar publicado en 1929, en este mismo año es llamado
para ejercer la cátedra de Literatura Chilena y Americana
en el Instituto Pedagógico. En 1935 aparece On Panta
y en 1937 Hombres y zorros, ambos libros son colecciones de
cuentos, donde el autor hace gala de su madurez y profundidad
como creador, la crítica considera que estos cuentos
como los mejores salidos de la pluma de este narrador costumbrista
y descriptor del paisaje chileno. Es así, como On Panta
obtiene el Premio Municipal y Hombres y zorros el Premio Atenea,
otorgado por la Universidad de Concepción.
En 1938 viaja a Colombia como invitado a la celebración
del cuarto centenario de su capital, dicta conferencias en
las universidades de Bogotá y Medellín, dos
años más tarde viaja a Buenos Aires invitado
por el Instituto de Cultura Latinoamericano de esta ciudad,
sus conferencias son publicadas por esta institución
en 1941 bajo el título de “Literatura de Chile”.
A fines de este año estrena la comedia Huinca cuya
escenografía estuvo a cargo de Acevedo Hernández,
esta obra es una defensa de la raza araucana que vive oprimida
en sus reducciones, y cuyos restos en la provincia de Cautín
va degenerando por la pobreza y el alcoholismo. En 1942 publica
una colección de cuentos que muestran diferentes paisajes
y el cruce de razas –mestizos e indígenas- con
el título de Mapu , la editorial Cruz del Sur edita
La epopeya de Moñi.
Viaja a Bolivia, en 1943, a dictar conferencias sobre literatura
chilena; al año siguiente es galardonado por unanimidad
con el Premio Nacional de Literatura, jurado presidido por
Juvenal Hernández, Rector de la Universidad de Chile;
Armando Donoso, representante de la Sociedad de Escritores,
y Ricardo Latcham, en representación del Ministerio
de Educación. Este año publica Viento de mallines.
En 1945 se le nombra Director del Instituto Pedagógico,
renuncia a su cargo de profesor del Liceo Valentín
Letelier, con el fin de dedicarse por completo a su nueva
función.
Una pequeña novela, basada en una leyenda sureña,
para niños bajo el título de El choroy de oro
es publicada en 1946, al año siguiente se reedita Viento
de mallines y en Argentina se lanza una edición de
Zurzulita y Chile, país de rincones. A esta altura
los numerosos viajes realizados por el escritor a través
del territorio nacional le permiten concluir que Chile está
formado por siete paisajes que estructuran siete almas: la
pampa salitrera, el norte chico, las selvas del Sur, la cordillera
de los Andes, la de la Costa, Chiloé y sus islas, y
por último Magallanes y sus estepas.
La novela Zurzulita con prólogo de Ricardo Latcham
es editada, en 1949, por Aguilar con esta edición madrileña
su nombre pasa a formar parte del grupo escritores de mayor
calidad de la lengua española.
Mariano Latorre se acoge a jubilación en 1949, después
de permanecer más de cuarenta años al servicio
de la docencia. Ahora con más tiempo, continúa
su obra como creador de personajes y paisajes criollos. En
esta empresa se le ofrece realizar una película basada
en su libro Cuentos del Maule con especial énfasis
en el relato “Sandías ribereñas”,
la película se estrena con el nombre de Río
abajo en los cines de la capital en 1950, año en que
el gobierno lo nombra Adicto Cultural en España, nombramiento
del que no se hace cargo.
En la revista Atenea, en el año 1952 habiendo cumplido
66 años, se decide a publicar sus memorias Anécdotas
y recuerdos de medio siglo, el mismo año la revista
Occidente le publica Anécdotas y recuerdos de 50 años,
en estas páginas deja constancia de la época
en que llega a Santiago y de los primeros contactos con escritores.
Al año siguiente, se le nombra Miembro Académico
Correspondiente de la Facultad de Filosofía y Educación;
Ricardo Latcham es el encargado de recibir al nuevo académico
y lo hace con estas palabras: “Latorre difundió
sus enseñanzas por encima de los programas al uso y
de las rigurosas normas de preceptiva o cánones desmoralizados
por el trajín rutinario. Inyectó a sus lecciones
una savia desconocida antes y logró animar el panorama
intelectual de Chile e Hispanoamérica con sus intuiciones
de sagaz vidente y atisbos de crítico moderno e informado
a cabalidad de las corrientes literarias de nuestra época.”
En 1954 se lleva a efecto en el Salón de Honor de
la Universidad de Chile un debate acerca del “criollismo”,
tema que siempre despierta polémicas y que hace presente
a don Mariano, pues quienes forman parte del grupo y aquellos
que no simpatizan con esta corriente consideran a Mariano
Latorre como el jefe de esta tendencia. Al tomar parte nuestro
escritor en lo que se conoce como la “querella del criollismo”,
éste debe forzosamente retrotraerse al pasado y reflexionar
sobre los motivos que lo condujeron hacia los temas de raíz
nacional y que se ha llamado criollismo. En estos debates
participan Ricardo Latcham, Manuel Vega, Ernesto Montenegro
y Benjamín Subercaseaux, las conferencias se llevan
a cabo en cinco reuniones, en el salón de la Universidad
de Chile, al que asiste un numeroso público.
El escritor nuevamente abandona la capital para viajar por
Llanquihue, Chiloé y sus islas, alterna con los habitantes
oriundos de estos lugares, observando sus costumbres, modos
de hablar, y sus particulares visiones de mundo, y con este
material publica una serie de cuentos basados en esta región
que titula La isla de los pájaros.
El autor también figura ahora en la rigurosa edición
preparada por Ramón Menéndez Pidal de Antología
de Cuentos de la Literatura Universal, este hecho no hace
más que reiterar su calidad como escritor de nivel
universal con el relato “La desconocida”.
El
10 de noviembre de 1955 se produce de manera sorpresiva su
deceso, sus restos fueron velados en la sala del Consejo Universitario
de la Casa de Bello. Sus funerales se realizaron el viernes
11, a las 16 horas, y fueron presididos por el Ministro de
Educación Pública, Tobías Barros Ortiz
y por el Rector de la Universidad de Chile, Juan Gómez
Millas. En el Cementerio General, donde fueron sepultados
sus restos, hicieron uso de la palabra las siguientes personalidades:
Egidio Orellana en representación del Instituto Pedagógico
de la Universidad de Chile; Ricardo Latcham, por el Departamento
de Castellano; Milton Rossel, por el Pedagógico de
la Universidad de Valparaíso; Manuel Rojas, por la
Sociedad de Escritores; René Hurtado Borne, por los
autores teatrales; Aurelio Pinochet, por la Alianza de Intelectuales;
Alejandra Victoria, por el Libro Americano; Germán
Sepúlveda, por el Instituto Chileno- Arabe de Cultura;
Alberto Urbina, por el Liceo Valentín Letelier; Genaro
Medina, por el Círculo de Periodistas de Santiago;
Miguel Angel Vega, por el Ministerio de Educación;
un representante de los alumnos del Instituto Pedagógico
de la Universidad de Chile; y, por propia iniciativa, Pablo
Neruda, Ulises Valenzuela, Juan Godoy y Roberto Meza Fuentes. |
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