BIOBIBLIOGRAFÍA
El
novelista y cuentista Fernando Santibáñez Puga
cuyo seudónimo es Fernando Santiván nació
el 1 de julio de 1886 en Arauco. Sus padres fueron don Fernando
Santibáñez de la Hoz, español de Torrelavega,
pueblo cercano a Santander, y doña Clarisa Puga Méndez,
chillaneja, vinculada con antiguas familias de la región.
Su padre llegó a Chile luego que fuera derrotado el
batallón carlista en el que se había enrolado.
Hombre inquieto y de espíritu aventurero se asentó
en Arauco donde explotó las maderas de la selva y su
aserradero le proporcionó, al cabo de algunos años,
una considerable fortuna.
El escritor heredó de su padre el orgullo, sus principios
morales, su perseverancia y la enorme capacidad para el trabajo;
de su madre, doña Clarisa, mujer culta y refinada heredó
la sensibilidad, la dulzura y la compasión, además
del espíritu artístico.
En 1894, a los ocho años, el escritor pierde a su
madre y la familia se trasladó a Valparaíso,
su padre había contraído segundas nupcias en
1898. En el puerto ingresó en el Colegio de los Padres
Franceses, en 1895 fue matriculado en el Colegio Inglés
de Viña del Mar, y en 1896 estudió en el Liceo
de Hombres, de Valparaíso. Un año después
fue matriculado en el Instituto Nacional, permaneciendo internado
hasta el año 1900. La austeridad del padre y su segundo
matrimonio lo apartaron cada vez más del hogar paterno.
En
1899, durante unas vacaciones en Parral, conoció a
Mariano Latorre, iniciándose una gran amistad que lo
acompañó toda la vida. En 1900 junto a Mariano
editan El Ruiseñor, periódico manuscrito, que
era del tamaño de la hoja de un cuaderno escolar y
su tiraje era de dos ejemplares. Y al año siguiente,
1901, ingresó al quinto año de Humanidades del
Liceo de Chillán viviendo con su tía Rufina;
aquí comienza a leer todo lo que caía en sus
manos, folletines y clásicos de la literatura: Cervantes,
Shakespeare, Dante, Boccaccio, Milton, Walter Scott, Dumas,
Lamartine, Galdós, Pereda: se impresionó con
la novela El matrimonio de Orloff de Gorki que se publicaba
por entregas en el diario El Sur de Concepción; este
año publica sus primeros cuentos en el diario La Discusión
de Chillán, relatos que evidenciaban la influencia
realista de Galdós y Gorki.
En 1902 ingresó a la Escuela de Artes y Oficios de
la que fue expulsado por sus ideas políticas de avanzada.
En efecto, en la biblioteca de este establecimiento continuó
leyendo a Gorki, se interesó por el anarquista Kropotkin
y encontró en Tolstoy al maestro y guía de sus
ideales humanistas, filosóficos y estéticos.
Ingresó
al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile
en 1904 con el propósito de seguir simultáneamente
las pedagogías de Castellano y Matemática. En
esta época conoció a Augusto Thomson cuyo seudónimo
es Augusto d’Halmar; con este y Julio Ortíz de
Zarate fundan la colonia Tolstoyana con asiento en San Bernardo.
Allí se proponían llevar a cabo las ideas de
Tolstoy a través de una comunidad agrícola socialista,
por ello decidieron explotar la tierra y con su producto mantener
la Colonia, ayudar a los pobres, y en los ratos libres dedicarse
a la creación artística.
La producción más temprana del autor data de
mayo de 1906, fecha en que aparece un artículo necrológico
sobre “La muerte de Ibsen” en la revista Zig-Zag
firmado por Augusto y Fernando d’Halmar, la firma reflejaba
la gran amistad que unía a Fernando con Augusto d’Halmar
quien sería su cuñado ya que Santiván
se casó con Elena González Thomson (Sena), la
hermana, por parte de madre, de Augusto. Sin embargo, se dice
que Fernando estuvo enamorado de la hermana menor Estela.
De esta unión no demasiado feliz nacieron dos hijos
Felipe Santibáñez González e Hilda Santibáñez
González, que murió a los quince años.
En 1906 inicia su larga y azarosa carrera periodística.
Escribió artículos y crónicas en los
diarios: El Diario Ilustrado, El Diario Popular y La unión,
todos de Santiago. Sus crónicas fueron verdaderas denuncias
de las miserables condiciones en que vivía la gente
pobre en la capital.
Tres años más tarde, en 1909 publicó
una colección de cuentos bajo el título de Palpitaciones
de vida. Al año siguiente, ganó el Primer Premio
en el Concurso de Novela del Centenario, con ansia. La obra
tuvo un gran éxito y muestra de ello es que a los quince
días se había agotado la edición, reimprimiéndose
inmediatamente. Este mismo año conoció a Blasco
Ibáñez y participó en las celebraciones
que se le hicieron. Con el dinero obtenido por su novela y
con un préstamo bancario, el escritor se instaló
con la “Librería Balzac” en la Alameda,
frente al Instituto de Humanidades.
Fernando Santiván fundó y dirigió, en
1912, la revista literaria Pluma y Lápiz en esta empresa
fue secundado por el escrito Daniel de la Vega. En esta revista
publicó Mariano Latorre algunos de sus Cuentos del
Maule, sin embargo la publicación no tuvo larga vida
por falta de apoyo económico. Como él mismo
lo afirmara perteneció a la generación de 1910,
llamada criollista, por algunos, y mundonovista por otros.
A esta generación- afirma el escritor- “le correspondió
vivir una transición entre sobria, pacata y dura época
portaliana y la inquieta, dis pendiosa y prometedora vida
de una democracia en evolución”
Debido
a sus problemas económicos y matrimoniales se va a
Antofagasta donde asumió la dirección del periódico
La Prensa. Su novela El Crisol apareció en 1913, donde
relata los hechos que provocaron su expulsión de la
Escuela de Artes y Oficios.
En 1914 fue designado Secretario de la Sociedad de Escritores
y Artista, en posesión de este cargo sugirió
y organizó los “Primeros Juegos Florales”,
donde se diera a conocer Gabriela Mistral al obtener el primer
premio: La Flor de Oro con los “Sonetos de la muerte".
Al año siguiente, dirigió la revista Sucesos,
en 1916 publicó La Hechizada, novela con que ganó
el primer Premio del concurso del Ateneo, en ese mismo año
enviuda.
Solo, con dos hijos pequeños y deseoso de continuar
su desarrollo literario se vuelve a casar en 1917 con Ernestina
Pérez, una de las primeras doctoras de Chile, el matrimonio
fue un fracaso y duro apenas un año. Coincidentemente,
este mismo año falleció la hija del primer matrimonio.
Durante este período trabajó en la Biblioteca
Nacional y funda la Revista de Artes y Letras, esta revista
mensual está dirigida por el propio Santiván
y Miguel Luis Rocuante, la publicación duró
un año. La publicación de la revista se alternaba
con la edición de libros. Así se publicaron
obras de Santiván, Mariano Latorre y Luis Orrego Luco.
En 1918 se publicó su segunda colección de
cuentos En la montaña, la portadilla del libro exhibe
como fecha de 1917.
El escritor vuelve a casarse en 1919 con Rosa Uberlinda Parra,
a quien el escritor llama Heliana. Mujer bonita e inteligente
a la cual el escritor trato de formar intelectualmente a sus
gustos, el matrimonio duró unos veinte años.
La falta de hijos y un gradual distanciamiento terminó
por separarlos.
En 1920 publicó Robles, Blume y Cía, la continuación
de El Crisol. Ganó el Primer Premio en el Concurso
de Cuentos organizado por el diario La Nación con “Pellines
sobre el río”.
Llevado
por sus ideas humanistas no solo su profesión de escritor
llenaba su existencia. En su vida aprendió varios oficios:
zapatero, periodista, librero, editor, cinematografista, agricultor,
comerciante, administrador, maestro rural, carpintero, etc.
En 1924 publicó en su propia editorial la biografía
de Don Eliodoro Yáñez. El hombre y su obra.
En 1925 dirigió el diario El Correo de Valdivia, dos
años más tarde editó la novela policial
Braceando en la vida, también por 1927 comenzó
la publicación de “Confesiones de Enrique Samaniego”
en El Sur de Concepción. Este mismo año vive
en Villarrica en un fundo de su propiedad que llamó
“Isla de Robinson”, abrió allí una
Escuela Rural, dependiente de la Dirección General
de Educación Primaria, y estuvo a cargo de ella ejerciendo
como maestro hasta 1931. Fruto de estas experiencias pedagógicas
publicó en 1933 el ensayo Escuelas rurales para colonos
montañeses y pequeños propietarios, este mismo
año apareció editado en un libro las Confesiones
de Enrique Samaniego. Recuerdos Literarios.
En 1934 publicó Charca en la selva, al año
siguiente dirige la Revista del Pacífico, desde el
Nº 1, que apareció en junio, hasta el Nº
5, que salió en Octubre.
En 1940 se estableció definitivamente en Valdivia,
tres años más tarde contrajo matrimonio con
doña Carmen Cárcamo Sepúlveda con la
que tiene dos hijas: Regina y Rufina. Doña Carmen,
fue la mujer que le permitió tener un verdadero hogar,
con su simpatía y alegría unido a su espíritu
luchador refleja esa comprensión femenina que el escritor
siempre resaltaba en sus personajes femeninos.
En 1943 comenzó a colaborar nuevamente en El Correo
de Valdivia. En 1945 publicó su novela La Camará
y al año siguiente otra colección de cuentos
con el título El bosque emprende su marcha; en 1951
apareció El mulato Riquelme, novela histórica.
El 24 de junio de 1952 recibió el Premio Nacional
de Literatura; el jurado estuvo compuesto por Juvenal Hernández,
Rectror de la Universidad de Chile, Enrique Molina, Rector
de la Universidad de Concepción, en representación
del Ministerio de Educación y Eduardo Berrios, por
la Sociedad de Escritores de Chile. Este mismo año,
fue nombrado académico correspondiente de la Academia
Chilena de la Lengua.
En
1952 participó en calidad de Delegado de la Paz de
los Pueblos de Asia y del Pacífico, a un congreso en
Pekín. Al año siguiente acudió a Viena
como Delegado al Congreso Mundial por la Paz; oportunidad
en que visitó además Rusia, China, Polonia y
Checoslovaquia.
Entre 1954 y 1957 ocupó el cargo de Secretario General
de la Universidad Austral de Chile, en Valdivia, ese último
año se le nombró Secretario General Fundador
de la Universidad Austral y miembro de su Consejo y Directorio,
la Universidad le concede una pensión vitalicia.
El año 1955 había publicado Memorias de un
tolstoyano por esta obra recibe el 5 de noviembre, en el Salón
de la Universidad de Concepción, el Premio Atenea.
A este acto asistieron autoridades de la provincia, jefes
educacionales, escritores y público en general, habló
por la Universidad el escritor Gonzalo Rojas, quien dijo:
“Hay libros y escritores que descubren e iluminan al
hombre y a los hombres de un tiempo y de un medio determinado;
libros vitales, comprometidos con la condición humana
misma”.
En 1958 apareció otro libro de memorias y recuerdos
literarios: Confesiones de Santiván.
El 15 de septiembre de 1959 recibió la Medalla de
Oro de la Municipalidad de Valdivia por su extensa y meritoria
labor literaria. Seis años más tarde, el 1º
de febrero de 1965 se le otorga el Premio Municipal de Extensión
Cultural y Artística por un jurado presidido por el
Alcalde, Dr. Jorge Sabat e integrado por el profesor Gastón
Gainza, en representación de la Universidad Austral;
por el abogado Aldo Guastavino, Presidente de la Sociedad
Amigos del Arte; por el profesor Eduardo González Villa,
Director de la Universidad Técnica del Estado, Escuela
Valdivia; por el periodista Arturo Villalobos Carrasco, Presidente
del Círculo de Periodistas; y por el profesor Carlos
René Ibacache, Director de la Biblioteca Municipal.
En 1958 apareció otro libro de memorias y recuerdos
literarios: Confesiones de Santiván.
El
15 de septiembre de 1959 recibió la Medalla de Oro
de la Municipalidad de Valdivia por su extensa y meritoria
labor literaria. Seis años más tarde, el 1º
de febrero de 1965 se le otorga el Premio Municipal de Extensión
Cultural y Artística por un jurado presidido por el
Alcalde, Dr. Jorge Sabat e integrado por el profesor Gastón
Gainza, en representación de la Universidad Austral;
por el abogado Aldo Guastavino, Presidente de la Sociedad
Amigos del Arte; por el profesor Eduardo González Villa,
Director de la Universidad Técnica del Estado, Escuela
Valdivia;. Ocasión en que leyeron trabajos los profesores
Féliz Martínez Bonatti, Rector de la Universidad,
Leonidas Morales, de la Facultad de Filosofía y Letras
y Pedro Lastra en representación del Instituto de Literatura
Chilena de la Universidad de Chile.
En 1963 publicó su novela Bárbara y en 1965
editorial Zig-Zag entregó sus Obras Completas en dos
tomos.
El 12 de julio de 1973, víctima de un infarto cardiaco
deja de existir en Valdivia el distinguido y laureado escritor.
Numerosas personas e instituciones se hicieron presente en
el sepelio, expresando su pesar por el deceso del destacado
hombre de letras. En el cementerio hicieron uso de la palabra
el Vicerrector de la Universidad Austral, Dr. Omar Henríquez,
quien expresó en nombre de la Universidad: “Aunque
don Fernando ya no está con nosotros, hay un lugar
en el que nunca morirá. Ese lugar está dentro
de nosotros. Vivamos con él sin tristeza y sin temor.
No nos pide lágrimas sino un dulce afecto”.
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